Tocan la armónica en los escalones del edificio. Uno de ellos taconea sin llevar muy bien el ritmo, el resto lo sabe, pero nadie dice nada. Un grito de luz púrpura azota el valle y el río languidece y se ahoga aún más en el cauce de barro y botellas rotas. Los días de otoño son como escupideras llenas de serrín y lejía en estas tierras. La densa calima todo lo puede, hasta las piedras, hasta las vértebras.
El sol extiende la mano y dice adios por la colina con forma de teta adolescente. El efecto de su brazo de luz hace que la colina, que no es otra cosa que un pinar casi yermo, parezca un gigante antebrazo adolescente con pocos vellos de punta azotados por el gran foco infrarrojo del gabinete del Doctor Sesmao. Para los más siniestros, parece la cabezota de Juanito, el niño pelirrojo que acude a radioterapia por un cáncer de huesos.
Ahora uno de ellos intenta golpear sus muslos con las palmas de las manos, al compás. Tampoco lo consigue. De repente pasa saltando Silvia, o más bien su pelo, que es una exhalación de trigo rubio o un tren de espuma dorada. La armónica calla. El sol se para. El río ya no corre. Todos miran al suelo.
Hay un silencio que dura lo que tarda un trueno en llegar de Acertuche alto a Majadahito.
El más avispado comienza a silvar para matar las ganas de huir, la noche y el frío que deja la falta de ruído. Se une rápidamente la armónica, otro a las palmas. Dos más taconean. Todos son un ritmo ya que suena a "primer beso en patio de jazmines, rodeado de cuadros costumbristas y tinajas de vino dulce".
Niña no te vayas, no me hagas nacer más.
No te vayas de la vera, no te hagas de extrañar.
Sírvete un buen ramo de claveles, ponte el delantal,
cocíname cosas lindas: tu mirada, tu danzar.
Es impresionante lo que ocurre cuando todos desean huir o amar (cosa que en estos valles viene a ser lo mismo), pero nadie quiere ser el primero en salir corriendo.
viernes, 15 de octubre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
Cuestiones atemporales
Sobrevivo a base de pasta y arroz como con dieciocho, aunque lo peor es vivir echando de menos con el mismo alma enclenque de los dieciseis. Acudo a bares de jevis y no bebo cerveza a granel, me pido una copa, ron para más inri, ni siquiera güisqui; me acodo en la barra mientras los demás agitan brutalmente el cuello, mientras se desmelenan y aplastan contra el suelo sus pesadas botas de cuero... Yo espero tranquilo, muy tranquilo, sólo quiero que suenen los Scorpions...
martes, 21 de septiembre de 2010
No tengo remedio...
La chica lleva cargadas dos grandes pistolas.
Llevo tres días sin cagar, me duele la cabeza y cada vez que doy un paso siento que me crujen los bolsillos.
La piel de girafa y el sombrero tendidos en el balcón y mama no para de advertirme que así no llegaré a ningún sitio, con esa fachada, con esas botas agujereadas, con esas maneras..."Sólo te importa la muerte" dice siempre que cierro la puerta y bajo a saltos los escalones.
Nada más que la muerte y el polvo de estrellas, me digo mientras escupo en el buzón de la puta de Eloisa.
Un mango, una chirimoya, dos nectarinas y un trozo de miel casi solidificada. La vida es más dulce cuando te cagas en la vida y tienes esa sensación absurda de impunidad...
Nadie puede hacerme daño.
No tengo remedio, he olvidado sacar la basura. No tengo remedio he olvidado coserme las tripas. No tengo remedio, lo he perdido todo por el camino...
Fuck, yeah, chicas de otros charcos, se vienen al mío, saltan, saltan sin parar y con cara de no importarles un pimiento si manchan o no. Yo quiero a estas chicas. Son el tipo de chica que me gusta. Aquellas a las que no le importan las manchas, me refiero...
Vuelvo a casa y de nuevo olvidé comprar el pan, recoger las cartas, cerrar las ventanillas del coche. Mamá se va a enfadar, y mucho.
Yo voy a volver a perderme para siempre.
Llevo tres días sin cagar, me duele la cabeza y cada vez que doy un paso siento que me crujen los bolsillos.
La piel de girafa y el sombrero tendidos en el balcón y mama no para de advertirme que así no llegaré a ningún sitio, con esa fachada, con esas botas agujereadas, con esas maneras..."Sólo te importa la muerte" dice siempre que cierro la puerta y bajo a saltos los escalones.
Nada más que la muerte y el polvo de estrellas, me digo mientras escupo en el buzón de la puta de Eloisa.
Un mango, una chirimoya, dos nectarinas y un trozo de miel casi solidificada. La vida es más dulce cuando te cagas en la vida y tienes esa sensación absurda de impunidad...
Nadie puede hacerme daño.
No tengo remedio, he olvidado sacar la basura. No tengo remedio he olvidado coserme las tripas. No tengo remedio, lo he perdido todo por el camino...
Fuck, yeah, chicas de otros charcos, se vienen al mío, saltan, saltan sin parar y con cara de no importarles un pimiento si manchan o no. Yo quiero a estas chicas. Son el tipo de chica que me gusta. Aquellas a las que no le importan las manchas, me refiero...
Vuelvo a casa y de nuevo olvidé comprar el pan, recoger las cartas, cerrar las ventanillas del coche. Mamá se va a enfadar, y mucho.
Yo voy a volver a perderme para siempre.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Medias tintas, noches enteras (Sangre de pulpo)
Si guardas la tinta en un cajón terminará por pudrirse. Si la guardas en un armario, todas las camisetas acabarán oliéndote a pasado. Pero si la guardas en el pecho, se te caducarán los latidos, enmohecerán las plumas del canario que pía encerrado tras las costillas, habrá mareas de melancolía en las pleuras, amagos de periostitis por mierdas no digeridas, y lo que es peor: no expulsadas. Y te convertirás en uno de esos muchos tipos que pudieron quedarse libres, y que pasaron a quedarse tristemente vacíos pero llenos de escombros.
Por eso, créeme, lo mejor es un tatuaje salvaje o un texto roto, y que lo lea quien quiera; quien no, que le follen bien profundo cualquier agujero.
Por cierto, son casi las cinco de la mañana. No puedo dormir. Por muchas vueltas que le de, se lo que necesito: he de escupir algo grande. He de escribir algo grande...
Por eso, créeme, lo mejor es un tatuaje salvaje o un texto roto, y que lo lea quien quiera; quien no, que le follen bien profundo cualquier agujero.
Por cierto, son casi las cinco de la mañana. No puedo dormir. Por muchas vueltas que le de, se lo que necesito: he de escupir algo grande. He de escribir algo grande...
domingo, 12 de septiembre de 2010
Hostilidades desde el trapecio
Dios se ha olvidado definitivamente de nosotros. Lo digo con rotundidad. Maldito tú dios y el mio si no son el mismo. Mi único dios es mi mano derecha apretando mi polla como si me la fueran a embargar por deber toneladas de amor al mundo.
Será por eso que últimamente me he aficionado a la escalada en carne viva. Quiero mirarle a los ojos y decirle que no me ha hecho ningún favor plausible, que todo aquello que se suponía mio por derecho propio, por sudarlo y abrazarlo, por desearlo y detestarlo, se me ha escapado por un sumidero y me ha dejado sólo dos o tres pelos de recuerdo, enroscados y mezclados con jabón, espuma de afeitar, pasta de dientes.
Hay latitudes del corazón, donde la única escapatoria posible a la quema y al deastre es trepar rascacielos con la lengua. Desde allí, desde lo más alto del trapecio, quizás puedas contemplar las cosas de otra manera, simplificarlas, reducirlas a cero. Es lo que muchos llaman: la insignificancia de las hormigas. Y lo que yo llamo: cagarse en todas las amapolas del mundo.
Será por eso que últimamente me he aficionado a la escalada en carne viva. Quiero mirarle a los ojos y decirle que no me ha hecho ningún favor plausible, que todo aquello que se suponía mio por derecho propio, por sudarlo y abrazarlo, por desearlo y detestarlo, se me ha escapado por un sumidero y me ha dejado sólo dos o tres pelos de recuerdo, enroscados y mezclados con jabón, espuma de afeitar, pasta de dientes.
Hay latitudes del corazón, donde la única escapatoria posible a la quema y al deastre es trepar rascacielos con la lengua. Desde allí, desde lo más alto del trapecio, quizás puedas contemplar las cosas de otra manera, simplificarlas, reducirlas a cero. Es lo que muchos llaman: la insignificancia de las hormigas. Y lo que yo llamo: cagarse en todas las amapolas del mundo.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Teoría - M
"La Teoría-M es la teoría unificada con la que soñaba Einstein. El hecho de que nosotros, los seres humanos, que somos tan sólo conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, estemos ya tan cerca de comprender las leyes de la naturaleza que nos gobiernan y rigen el universo es todo un triunfo". Stephen Hawking.
Y a mi que la Teoría-M me recuerda a aquellos días de ciego escuchando Piratas con la ventanilla bajada...Ahora resulta que van a entender el mundo del todo, desde los cimientos, no quieren dejar ni una gota para el misterio
¡Y una polla! Qué se supone que nos quedará luego, cuando la marea baje llevándose mar adentro todas esas conchas con forma de interrogación, ¿Acaso permanecerá el silencio, la libertad, la inmensidad del universo des-conocido?
No, no, no, me niego. ¿Qué nos quedará si nos explican de manera experimental, con ecuaciones y sistemas, funciones, vectores de fuerza, logaritmos y matraces, la auténtica verdad y la despiadada mentira del amor?
No nos quedará nada, no nos quedaremos ni nosotros, todo se reducirá hasta el cero: las bocas, los coños, los helados, los lápices, los miedos. Todo. No nos quedará absolutamente nada, ni el vacío, ni el infinito, ni la mierda en la suela de un zapato.
Y a mi que la Teoría-M me recuerda a aquellos días de ciego escuchando Piratas con la ventanilla bajada...Ahora resulta que van a entender el mundo del todo, desde los cimientos, no quieren dejar ni una gota para el misterio
¡Y una polla! Qué se supone que nos quedará luego, cuando la marea baje llevándose mar adentro todas esas conchas con forma de interrogación, ¿Acaso permanecerá el silencio, la libertad, la inmensidad del universo des-conocido?
No, no, no, me niego. ¿Qué nos quedará si nos explican de manera experimental, con ecuaciones y sistemas, funciones, vectores de fuerza, logaritmos y matraces, la auténtica verdad y la despiadada mentira del amor?
No nos quedará nada, no nos quedaremos ni nosotros, todo se reducirá hasta el cero: las bocas, los coños, los helados, los lápices, los miedos. Todo. No nos quedará absolutamente nada, ni el vacío, ni el infinito, ni la mierda en la suela de un zapato.
domingo, 8 de agosto de 2010
Cuidao
Ten cuidao niña con las luces de ciudad. Ten cuidaico con los tentáculos de hielo y plata, con las falsas promesas, y con todos esos chicos de porcelana que como yo, sólo ansian tu boca, tu futuro y tus bragas.
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