martes, 21 de septiembre de 2010

No tengo remedio...

La chica lleva cargadas dos grandes pistolas.

Llevo tres días sin cagar, me duele la cabeza y cada vez que doy un paso siento que me crujen los bolsillos.

La piel de girafa y el sombrero tendidos en el balcón y mama no para de advertirme que así no llegaré a ningún sitio, con esa fachada, con esas botas agujereadas, con esas maneras..."Sólo te importa la muerte" dice siempre que cierro la puerta y bajo a saltos los escalones.

Nada más que la muerte y el polvo de estrellas, me digo mientras escupo en el buzón de la puta de Eloisa.

Un mango, una chirimoya, dos nectarinas y un trozo de miel casi solidificada. La vida es más dulce cuando te cagas en la vida y tienes esa sensación absurda de impunidad...

Nadie puede hacerme daño.

No tengo remedio, he olvidado sacar la basura. No tengo remedio he olvidado coserme las tripas. No tengo remedio, lo he perdido todo por el camino...

Fuck, yeah, chicas de otros charcos, se vienen al mío, saltan, saltan sin parar y con cara de no importarles un pimiento si manchan o no. Yo quiero a estas chicas. Son el tipo de chica que me gusta. Aquellas a las que no le importan las manchas, me refiero...

Vuelvo a casa y de nuevo olvidé comprar el pan, recoger las cartas, cerrar las ventanillas del coche. Mamá se va a enfadar, y mucho.

Yo voy a volver a perderme para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Huellas