sábado, 27 de agosto de 2011

Reloj tetrapléjico

Mi cuerpo es un pantano de sal y tendencias insatisfechas de olvido. Catedrales de hedor y placer se desprenden de las bóvedas de mis huesos.
Tipos gordos enganchados al Counter Strike que pasan setenta y dos horas jugando a base de pollo al crujiente de corn flakes y rayas de speed con guaraná.
El sudor mana como lava de un tintero, sin raíles, sin curso, sin frenos. Realmente no se si sudo, me descompongo o estoy llorando.
Historias de tipos que les sacan los dientes a los gatos para usarlos como máquinas de felaciones.
El fluído de sales se ancla a mi reloj barato que no resiste al agua pero si a las ganas de mover ficha. Yo sigo saltando.
El sudor entra, cortocircuita primero los segundos, luego los minutos, las horas, revienta la alarma. Un rato después he retrocedido quince horas de mi vida.

La gente me mira atenta o me rodea una gran tensión y dilatación pupilar.

La música no suena, destruye.

Historias de tipos que toman pastillas para que no le crezcan más las alas.

viernes, 19 de agosto de 2011

El día D

El día que deje de quererte será el que más me necesites.

Esa frase se dice, dirá y ha dicho en decenas de sobremesas de sandía y lentejas.

El día que deje de quererte, ese día, ese maldito día...

viernes, 12 de agosto de 2011

Conrad dijo al oído de Elliot: "Cuánto menos te encuentro, más me pierdo"

Julietté miro a Celíne. Nadie entendía nada. La amistad en aquellos momentos era vino de sibaritas, actos pueriles de adolescentes muy drogados.

Y sin embargo todo siguió igual, el inexorable baile de estrellas, la piña en Honolulú, las lámparas de papel sin estantes apoyadas sobre libros y esas extrañas convicciones de que no creer en el amor nos hace más fuertes, y estar repleto de amigos nos hace menos miserables.