martes, 15 de noviembre de 2011

Vendido, vencido.

Mi televisión es prácticamente otro mueble, sólo que su piel es de plástico y por dentro la vertebran cientos de conexiones complejas. Es incapaz de quitarse el polvo, no respira, pero tiene la jodida facultad de hacerme tanto daño...
Mi televisión es un pasillo negro, o mejor dicho, un agujero negro hacia una realidad aún más oscura alejada de mis libros, mi chaquetón de plumas y mi terraza con barbacoa. Mi televisión son dos bofetadas, tres litros de café caliente y cinco de agua fría, un pellizco en el oblicuo del abdomen de marca Toshiba que deja cardenal de seis días...
Ayer escuchaba la historia de ese accidente de tráfico en el que un padre y su hijo de tres años se salen de la carretera despeñándose por un ligero barranco. Tras veinte horas, son encontrados. El padre muerto permanecía abrazado a su hijo que logró sobrevivir gracias al calor de su padre. El viaje de ambos era un trayecto de vuelta hacia casa. El pequeño, que padecía autismo, asistía a un colegio de educación especial situado en otro municipio. Me detengo en las declaraciones de una abuelita oriunda del pueblo del padre. "Que muerte más bonita" decía ahogada en un llanto pero con la cabeza bien erguida y con una medio sonrisa.

O la historia de esa mujer muerta a causa de un aneurisma cerebral tras pasar más de sesenta horas dando tumbos de un hospital a otro sin poder ser operada por falta de medios, por recortes, por excusas.

O la del chico iraní asestando puñaladas en Bilbao.

O la del tiroteo en Murcia causado por otro desequilibrado.

O los 100 muertos en Siria en 24 horas de enfrentamiento.

O como apagar rápido la tele antes de beberte las lágrimas.

O como ir a la ferretería del barrio a comprar un gran martillo.

O como reventar la realidad de un golpe y decidir seguir siendo un cobarde que ni siquiera aprieta los puños, un ignorante cansado y un vendido.

O un vencido...

2 comentarios:

  1. O sacar una suprasensibilidad a flote y compartirla en otra pantalla, pero que al menos coge la tonalidad grisácea,o no, que tu escoges...

    vivo sin TV y con mucho + oxígeno en los pulmones, aunque cada vez más contaminado eso sí...

    te leo ;)

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