Con ella pasé mis mejores veranos y deshielos.
En ella rompí trineos y tragué nieve para enfriar mi alma.
Desde los cárpatos de su boca que eran una sonrisa blanca como la clara de un huevo frito, le aullaba, o aullaba en ella todas y cada una de las noches de luna encendida, con la esperanza de que me contestara "Jamás te olvidaré".
Desde los cárpatos de su boca que eran una sonrisa blanca como la clara de un huevo frito, le aullaba, o aullaba en ella todas y cada una de las noches de luna encendida, con la esperanza de que me contestara "Jamás te olvidaré".
He lanzado pequeñas bolas desde lo más alto que al llegar a sus pies resultaron ser grandes problemas.
Montaña me quiso como un río y me olvidó como una avalancha. Montaña jamás fue mía como yo no fui de su roca pectoral.
La cordillera Helvética de su costado afilado me sirvió de tobogán una y otra voz al grito de "Nadie te merece más alta que yo".
Montaña no tuvo risas para mi, tuvo sonido de abetos retorciéndose.
Montaña y sus osos, y sus rugidos, y sus piñones alimentando las primaveras de su ombligo.
Montaña no tuvo risas para mi, tuvo sonido de abetos retorciéndose.
Montaña y sus osos, y sus rugidos, y sus piñones alimentando las primaveras de su ombligo.
Montaña queriendo ser plana para no ver tanto el mundo y quererme más.
Montaña deseando ser simplemente suelo, playa, agua, adiós e infinito...
Montaña deseando ser simplemente suelo, playa, agua, adiós e infinito...
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