martes, 29 de noviembre de 2011

Todo el hielo del mundo...

Todo el hielo del mundo descongelándose en una habitación de matrimonio. Restos de sushi, maki, hojas de madroño y cuerpos celestes. Miro los tres aretes de tu oreja y de repente creo en agujeros negros y puertas interestelares. Creo en el silencio cuando todo el mundo grita "miedo".
Un jersey de lana funciona como generador de energía estática y atrapa mi piel en una dimensión desconocida donde Bon Iver es una religión de otoño.
No me gusta el pescado crudo pero si los labios crudos. Adoro el tacto de la ropa en un culo bien moldeado. Soy fan de los vientres desnudos cuando afuera llueve a cántaros.
Dice que le encanta mirarme cuando no la miro. Dice que no tengo el pelo demasiado desordenado. Dice cosas que los demás no escuchan. Dice que no dice nada y en el fondo es un libro enorme con tapas de terciopelo que no puedo parar de leer...

2 comentarios:

  1. Dejarme caer por aquí siempre es genial; es desconectar de la realidad gritona, y leer sonoras verdades, desnudadas en su justa medida para no ser ni de más ni de menos cada palabra!

    Un abrazo!

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Huellas