miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Señor Welsh y los 7000 millones.

Leo al señor Irvine Welsh. Para ser más exactos tengo entre manos "Escoria". Lo llevo al baño, a la terraza, al autobús y al Mercadona. Es como un brazo o un hijo tonto. Aprovecho resquicios de tiempo y cualquier vacío de reloj para ver que cojones va a hacer el hijo de puta de Bruce Robertson.
Mi tele es un adorno. Messi, un astronauta. Llevo sin ver el telediario más de una semana. Prensa poca. Mujeres menos. Vino algo más, y cerveza, y ron, y café, y sonido de grúas.
Lo único que recuerdo de estos últimos días es que ella no ha aparecido y que ya somos siete mil millones.

"Irvine y los 7000", así llamo a estos días, así podríamos llamar a este Otoño tardío.

Pienso mucho más en voz alta. Pongo menos lavadoras. Miro más al reloj. Tic-tac. Gestos nerviosos. Miro precios de telescopios para observar la cara oculta de la luna. En las películas me fijo en los malos y en sus cejas. Leo sobre economía. Olvido sobre césped, guitarra y cometas. Observo si todo el mundo paga la cerveza. Detengo mi atención en todo aquello que no quería ver cuando hacía Sol: gente con rictus severo, con barras de pan y paquetes de salchichas, con prisas; coches fúnebres; peleas de gallos; abrigos caros; colas; pintadas; viejos, cansados; hojas, secas; negritos vendiendo discos, bolsos, carteras, correas; heridas; marcas; cicatrices; lombrices; gusanos; facturas; dolores de cabeza; contenedores; dolores de muelas; ceniceros; charcos, de barro, de sangre, de aceite; montañas, de miedo, de sueros, de anestésicos, de quebraderos; que a su vez son de huesos, o de cabeza...

La estadística se rompe, pero ella, a su vez, por pura venganza, también suele rompernos con sentencias al cuello. La de hoy es que si somos positivos y tomamos únicamente un diez por ciento de gente mala, perdida, cansada, aburrida, humillada, sin metas, sin futuro, sin promesas, sin pasado, sin coche, sin flores, sin nevera o sin escondite. Sólo un diez por ciento, repito. Nos da la friolera de setecientos millones de bombas de relojería apunto de explotar.

Yo en mi vecindario tengo más de uno. Sólo espero estar bien lejos, allá en la primavera, para que al explosionar no me salpique la mierda.


4 comentarios:

  1. He caído por aquí de casualidad, quizá huyendo entre el humo, o buscando algun refugio...
    Sea como fuera he encontrado palabras útiles, frases con sentido, textos con objetivo, así q me quedaré con la dirección para poder volver cuando no tenga lugares donde poder huir!

    Abrazos bloggeros!!

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  2. nunca es demasiado vino y café para ensayar un final alternativo.

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  3. quiero leerte eternamente, no dejes de escribir, escribe todo el insomnio y todo el día, escribe a lágrima viva.
    ETERNAMENTE AGRADECIDA

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  4. Y yo anónimamente agradecido también, y sonrojado.

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