Un viejo loco me dijo que hiciera de cada momento de mi vida un acto poético sublime.
Desde entonces llamo en versos y olvido en prosas.
Poemarios para comernos la boca sin nudos ni trenzas, por el mero abrazo de la saliva.
Da igual que llueva o truene, o caigan bombas o haga frío afuera.
Las girafas seguirán viendo las cosas antes que todos nosotros, los elefantes seguirán deseando el sigilo.
Poesía del andar, del olvidar, del beberte y de las tardes de domingo diciendo adiós a través del frío cristal de la ventanilla del bus.
Cada acto un heroicismo sentimental.
Cada mirada un fotograma en la vena.
Poemas con cerveza en esta vida traicionera y endecasílaba.
Como tocas maldito.
ResponderEliminarM.
Recién llegado a tu sitio, me gusta cómo sublimas esas anécdotas como de tarde de domingo. Me pasaré por aquí de vez en cuando para seguir tus endecasílabos.
ResponderEliminarSaludos