viernes, 28 de octubre de 2011

Nube

Avanzan las nubes como un todo de nieve y luna blanca. Avanzan imparables sumergiendo la ciudad. Ni el Sol ni todos los enamorados de la ciudad pueden impedirlo. Lentas como un tropel de formas de leche continúan aplastando los azules del cielo. Y al mirarlas fijamente, con el detenimiento de un niño que descubre por primera vez la plastilina, a uno le entran ganas de comer helado a carretillas, de mancharse, de dejar atrás el ruido, las coces, el gris y el coche.

Las nubes abandonan la ciudad como un ejercito de togas romanas. El cielo está ya despejado. Las fuentes siguen funcionando, los semáforos cambian de color, los restos de comida rápida en la acera, sonidos de grúas, unos jardineros contando chistes...

La vida sigue por aquí abajo, no sabemos por cuanto tiempo de manera tan puta... Y quizás no valga creerse un niño, ni dejar la mente en blanco al sumergirse en las nubes, pero es una bonita trampa, y no hace daño ni miente a nadie, bueno, quizás sí, quizás nos mintamos a nosotros mismos.

1 comentario:

  1. no hay nada mejor que estar en el aire durante un tiempo, para poder volver a soplar con fuerza!! :) las nubes y los nubarrones al final siempre saben a Filaderfia!! :)

    Una sonrisa de tostada!

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