jueves, 17 de marzo de 2011

Canales

Ese flequillo roto cubriendo una peca y el denso humo grisáceo en los labios agrietados. Fresas rotas, que no podridas y demasiado frío para estas latitudes y para estas fechas, sobre todo si eres de esos que bombean besos de brasero.
Hay muchas cosas que no entiendo y el por qué a la gente le encanta andar en Marzo igual que en Noviembre es una de ellas. Pero yo ya tengo veintiocho y cicatrices tan grandes como Sudán, lo cual bien vale al menos como tres sustos de experiencia con dos mortales y tirabuzón incluido.

Quizás por eso soy difícil de engañar... Aunque reconozco que con una combinación perfecta de prisa, sudor, caricias y lluvia soy tu tipo embaucado favorito. Si cambiamos la lluvia por ginebra o el sudor por tequila paso a tener quince años y creo todas las historias de centauros y fantasmas, puedo tatuarme "Dolores" en el antebrazo e incluso cortarme un dedo por amor.

Pero como iba diciendo hace demasiado frío para ser convencido de nada caliente.

Sopla un ligero viento que no levanta olor a suciedad ni a orina en los canales cercanos a la estación de tren. Ella termina de mear en esta calle perdida por la que apenas pasa gente, junto a un canal diminuto donde yace dormida a duras penas una góndola vencida. A nuestra derecha un puente cascado y lleno de arrugas, un abuelo lleno de pisadas. Vuelvo en sí al escuchar ese sonido característico de un pañuelo acariciando una bulba. Le doy su máscara veneciana cuando aún ni se ha subido las bragas. Tengo flashbacks de "Eyes Wide Shut" ¿Qué cojones hará en Venecia si dice ser de Belgrado?

Pasan unos diez tipos disfrazados de mosqueteros. En lugar de musket o espadas rapieras, blanden botellas de vino del Véneto. Cantan en italiano y muy alto. Yo miro a otro lado, estoy algo borracho y acabo de colocarme mis Pioneer M280 con Hybrid Theory a todo volumen. La chica serbia me habla aunque no la escucho, lo se por el movimiento de sus labios o más bien lo intuyo. De repente la agarro del antebrazo mientras admiro sus venas turquesas. Curioso: sigo sin estar empalmado.

La ciudad licuada llena de escondrijos para rebeldes y nosotros dos bebiendo cervezas. Los árboles exprimidos, las aceras retorcidas, las papeleras de enredadera. La ciudad de los enamorados dicen por ahí y mientras tanto mi polla sigue sin darles la razón...

1 comentario:

  1. ... me recuerda un montón tu manera de escribir a la de una persona que conozco. Está muy bien.

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