domingo, 27 de marzo de 2011

Las cosas rotas

Las cosas rotas como las sillas, el pasado y los dedos siempre han sonado tristes.
Las cosas rotas rompen la luz, ahogan la muerte del espacio usado, paralizan el baile de Cronos.
Las cosas rotas plañen, rara vez sangran. Se ramifican, se estratifican, crecen hacia lo profundo de las razones para salir corriendo y te suelen dejar una enorme cara de tonto.
Las cosas rotas se apellidan desesperación, impotencia y quebranto. Sin embargo tienen millones de nombres, la mayoría de ellos son nombres de enamorados, o nombres enamorados, u hombres enamorados, u hombres desangrados.
Las cosas rotas suelen tener forma de nube, de teclado, de edredón, pocas veces de huevo, aunque cuando eso pasa suelen despertar simpatía.
Las cosas rotas son distorsión de una eléctrica en un altavoz un domingo de resaca.
Las cosas rotas como los portazos y los abrigos o los bolsillos de una mochila.
Las cosas rotas como Donnie y Eva, como el güisqui, el adios y los trenes que no vuelven nunca.
Las cosas rotas...

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