domingo, 9 de enero de 2011

"Four Roses"

No les quedaba "Jack Daniel's". Nos decidimos por "Four Roses" y acertamos. Había olvidado su sabor que es algo así como que te lean el capítulo siete de Rayuela, muy bajito, al oído, mientras te tocan los muslos o te lamen la espalda. Después fuimos a un chino. Compramos dos bolsas de pipas con sal y unas de esas bebidas energéticas nuevas (al menos para mi), "Monster". A mi me sabían todas iguales hasta ayer: Jarabe. Pero esta tiene un toque diferente, no se. Quizás sea que ayer estaba receptivo y se me abría el culo, y me acordaba demasiado de la primera vez que leí a Loriga y la primera vez que me la chuparon en plena calle en aquel callejón blanco cercano a la Mezquita, mes de Abril, olor a Azahar, cuatro, cinco o seis de la madrugada, no sabría decir.
Sí, ayer andaba romántico. El caso es que encendimos el DVD y pusimos "Cunning Stunts" de "Metallica". Dudé si "Heima" pero decidimos que no queriamos acabar vomitando geranios por el balcón.

¡Nada de Géiseres esta noche por favor!

Mezclamos, sí, y cuando uno mezcla se une el aceite y los sinsentidos. Pero al final los sinsentidos suben y el aceite baja, y pasa lo que pasa, lo irremediable, lo fatídico, lo esperado: la tempestad.
Dicen de mi que he llegado a tirar mi cuarto por la ventana. Quiero excusarme echándole la culpa a las Benzos. También quiero buscar una explicación plausible a andar empalmado, aunque en el fondo se que lo que más dura me la pone es tu manera de escribir.
Eran las seis y media y llovía, joder si llovía...Yo andaba como una tortuga. No me refiero a lento sino a seguro. Llevaba un buen chaquetón pero unas malas zapatillas. Conclusión: pies fríos, corazón caliente. No escuchaba como suenan los charcos, ni los claxons, ni los primeros autobuses rompiendo el agua con su estela de viento rojo. Escuchaba a Will Wiesendfeld, o Baths, o un joven californiano con barba y cara de haber sido robado sistemáticamente en el patio del recreo durante años, que viene a ser lo mismo. La ciudad estaba húmeda y yo no pensaba en putas. Yo estaba borracho y no pensaba en "ellas". Quizás esa fue la razón por la que me monté en el tren y no miré atrás. No dejé nada allí que mereciera la pena, excepto mis pasos y dos o tres escuetas lagrimillas tragadas por un sinfín de charcos.

2 comentarios:

  1. Janine, oh, Janine...

    Me voy a ver si atraco a alguien en el patio. En cualquier caso habrá gente en abrigo y yo me tendré que ir a tomar por culo para poder fumar. Eso sí, ni me he peinado ni pienso peinarme. Tampoco he hecho ninguno de los trabajos que me habían mandando para navidad (a quién coño se le ocurre) y blablasblasbleblisblas.

    Yo también estoy cachonda, pero es porque hace ya más de una semana que no follo.

    KILL'EM ALL.

    ResponderEliminar
  2. nos encanta dejar las lágrimas demasiado lejos de nuestro cuerpo..

    ResponderEliminar

Huellas