domingo, 5 de julio de 2009

Los tipos simpáticos de mi secta.

Se ha paralizado un país entero por la gripe y aquí seguimos nosotros, irremediablemente expuestos a la verdad y a la vez tan escondidos de nosotros mismos que duele un poco, si me apuras, incluso nos escondemos de nuestras memorias, que acaba por entristecer más que por causar daño.
El mundo está lleno de paradojas, también de altibajos, meandros y callejones sin salida. Yo prefiero las curiosidades. Recuerdo la de los graznidos del pato que no producen eco, también recuerdo pensar en los cazadores perplejos al darse cuenta por primera vez, con su cara de asombro y la escopeta al hombro.
Hablando de curiosidades: somos tipos curiosos y miembros de esta secta indestructible, viviendo a nuestra jodida manera, la manera de siempre, la de todos los chicos solos con un bolígrafo en la mano y los pulmones llenos de estiercol.
Aquí todos llevan orquideas en los bolsillos por miedo al propio miedo. Para desatar las verguenzas propias de la belleza más pura uno solo se atreve a ponerse margaritas en el pelo y amapolas en la solapa. Nada de claveles, muchos menos rosas.
En nuestras reuniones solemos decir que si fueramos chicos guapos podríamos salir a follar solos y nos preocuparíamos de donde esconder los condones para que no se picaran y sin que dieran mucho el cante. Como sólo somos tipos simpáticos, hemos de conformarnos únicamente con beber solos, saber esperar acodados en cualquier esquina y fumar aguantando mucho el humo, como si al tragarlo dejara de existir.
Sombreros de paja, muchas cervezas frías, islas blancas y chicas sin bikini. Todos los tipos de nuestra secta han soñado con esto y han acabado conformándose con lo otro. Lo otro es la soledad del miedo y el recuerdo de cuando eramos otra cosa más joven, más menuda y sin tantas cosas en que pensar.

1 comentario:

  1. completamente a corde con su reflexión amigo nadie.

    isa

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