jueves, 14 de mayo de 2009

¿Verdad qué no?

Confío en mi, pero no en mi suerte. Y dicen por ahí que veo a la gente antes de mirarla. No se si se equivocan, jamás me lo he planteado, no voy a hacerlo ahora. Sería un poco adolescente, cosas de niñatos. Ya me entiendes. ¿No? Joder, te gusta ponérmelo difícil. Te gusta que me explique y mire dentro de mi como cuando un niño va al acuario por primera vez. Sabes que odio eso. Sabes que odio mirar dentro de mi pozo porque siempre acabo subiendo algo en la cubeta, y resulta ser mierda nueva, y no me gusta porque tengo que buscarle un lugar, cuadrar las cosas, ya sabes. Y resulta que siempre me sobran cosas. Y no tengo espacio. Mi pecho es un estercolero enorme. Mi vientre un delta de un río lleno de moscas y palabras rotas, más antiguas que lo que me querías. Mis piernas son dos vertederos, sólo mequedan músculos con la fuerza suficiente para huir sin mirar atrás, jamás voy a poder andar con la cabeza alta usando estas piernas de cobarde. Soy un mequetrefe que hace mucho ruido, más que una orgía de nueces. No, joder, que no exagero, es la pura y puta verdad. Seguro que me has visto miles de veces entrar en la fiesta. ¿Me viste marcharme? Nunca ¿verdad?. Ves, lo sabía. Ahí fuera pasan cosas. Ellas andan como si la vida no importara. Ellos como si todo el dinero del mundo cupiera en su mirada. Todo se pierde excepto el miedo a perder. ¿Qué no? vamos, hombre, que me vas a contar tú. Siempre has estado enamorado. La plastilina, el balón, la profesora de ética, la de Bases de Cálculo en la facultad, de Ana, de Daniela...¿Te has parado a pensar alguna vez quiénes somos cuando estamos solos? ¿cuándo no amamos? ¿Verdad que no? No lo hagas, no lo hagas nunca, la cubeta de tu pozo jamás resistiría tanta mierda si no estás acostumbrado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Huellas