domingo, 11 de enero de 2009

Sedición

Voy a hacer de tu cuerpo un piélago de pellejos y harapos en mi memoria. Me he propuesto, ya no olvidarte, eso sería tortuoso, tremendamente ingenuo por mi parte, imposible.

Sí, cadavérico en días de flores.

Mi propósito y propuesta al mismo tiempo, si me permites la licencia, consiste en recordarte como se hace con las cosas que no merecen ser contadas. Recuperarte contando hasta diez, olvidarte contando hasta cinco, y escupir bien lejos, si eso, bien lejos, pero nada de flemas oiga, nada de eso, que lo nuestro fue jodidamente rojo y ahora es oscuramente negro, y yo jamás osaré insinuar verdes.

Sí, arrojar mejor que escupir, lanzar mejor que tirar, que suena más gallardo y resulta más acorde con mi manera de pasar página. Que nadie pueda encontrar nada cerca de mi, y que nadie, por ende, sepa lo que me has dejado de importar.

RECORDAR como se recuerdan las olas, de manera imperfecta, impersonal, atemporal, porque nadie recuerda el nombre de cada ola que se quiebra, ni su procedencia, ni cuantas conchas ha roto en su desesperación final por no volver al mar hecha puta espuma. Es por ello, un recordar inexacto, plúmbeo, inanimado, un tanto atroz en su difusión y en su niebla, y no por ello menos bello.

Sí, en acuarela. Odio el carboncillo, y pasar horas sombreando, remarcando siluetas. Me gusta salpicar más que retocar. Y aunque suene retorcido nuestro amor es ya un triste salpicón en una tela bien blanquita.

No me gusta el cariz que toma el texto. Oigo a lo lejos el romper de una ola y por la manera en la que se ha derramado se me ocurrió en un impulso ponerle tu nombre. Y no digo más pero acabo de soñar con los ojos abiertos que René Magritte radiografiaba nuestro reencuentro.

No, si al final resultará que el autoengaño es la mejor manera de recordar sin sufrir, creyendo que ya todo está olvidado.


*No quiero odiar las acuarelas.No me obligues a hacerlo.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, de veras.

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  2. andres?o me equivoco y lo siento si es así.
    e encanto lo que escribistes desde luego que escribes con las visceras aunque po momentos se te escapa u amalazo racionaldisrazado de elefante. gracias

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  3. acabo de leer de la manera más inocente el final que no sabía darle con bellas palabras a uno de mis desastres naturales, o quizá, a mi único desastre natural, porque él merece llevar ese nombre con orgullo.

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  4. Supongo que puedes utilizar esa frase, no puedo otorgarle a las palabras un dueño. Aunque para mí, aunque las uses, siempre tendrán una única referencia.

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