viernes, 30 de septiembre de 2011

Cuando no quedan cuandos...

Las arrugas de tu pubis marcan todos tus malos polvos, como los anillos de un viejo árbol gruñón.
Los disgustos, las lamentaciones y las fugas se instalan en los pomos de tus puertas que chirrían.
Ya no piensas en cuandos sino en comos.
Recuerdas los tiempos mejores que siempre fueron pasados, como suelen decir las canciones. Recuerdas cuando tú única locuacidad era el verbo arañar,
y tu piel se simplificaba en caricias o puñales. Sin términos medios.
Cuando tu saliva no encontraba exclusas ni excusas.
Cuando tus zumos eran todo pulpa y tu jamón todo tocino.
Cuando me llamabas por mi nombre y me olvidabas por mis apellidos.
Cuando tu bicicleta no necesitaba candado en mi terraza ni tu taza de café una cuchara extra de azúcar.

Ahora todo son rodeos. Ahora das asco.

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Huellas