sábado, 16 de enero de 2010

El derecho a correr.

Papa quiere tocar la trompeta como Chet Baker, pero siempre tiene los dedos ocupados con crucigramas y fotos de cuando llevaba pantalones de campana. Mama quiere morir con la soga al cuello porque no tiene ni tabaco, ni sueños, ni pinzas de la ropa. Y yo ando escondiendo las cuerdas, desafilando cuchillos, vaciando la piscina.

Y es que cuando todo sale mal, nadie nos puede privar del derecho a correr.

1 comentario:

  1. A veces parezca que vivas una vida paralela a a mía y escribas mis propias reflexiones entre tanta nada.

    un saludo

    isabel

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