Aunque hoy luce el Sol, se que es jodidamente temporal. Una semana de lluvia mata mis adentros y mis muebles. Inundaciones, menstruacciones y miles de cosas que terminan en "ones" que odio, pero sobre todo esas dos.
La lluvia lava, estamos de acuerdo, se lleva cosas, las arrastra, las pierde y a veces eso es la ostia. Pero otras me mataría por permanecer seco, porque todo estuviera quieto, totalmente inmovil, perenne, como son las cosas que más nos gustan en fotos: para siempre.
Una de las razones más mundanas de mi odio es que la ropa tarda demasiado en secar y tengo tendidos desde hace dos días mis pantalones preferidos, y hoy es domingo, y quiero ir a aprovechar el parque, las terrazas, el sol, la cerveza y las miradas, y tampoco quiero sentarme en un café con los pies llenos de barro, y no quiero dejar huellas, y no quiero que nadie sepa donde estoy, y mucho menos que se me calen los calcetines porque un puto charco se ha colado en mi itinerario, y que luego huele todo a humedad ¡copón! y me jode ese olor, me recuerda a cuando era chico y mi madre me reñía, y paso. Y no es buena esa nostalgia hoy que hace sol. Y no es buena tampoco los días de lluvia porque la vida se convierte en numeros muy grandes elevados exponencialmente a otros números más grandes e igual de tristes. Y el resultado es vino y películas en blanco y negro y yo no quiero ahogarme, ni autoamordazarme, ni que mi vida suene como un desatascador cuando ando (zghushh, zghushh, o algo así) porque tengo las suelas empantanadas o porque piso cosas que lloran.
Yo no se si soy entendible, identificable, palpable...En resumen, hoy es un día perfecto para tomarse una caña.
las cañas siempre van bien para el alma y la humedad.
ResponderEliminarjoder ya te digo que si es un buen días para tomarse una caña y para usar el sol de farol, aunque sea.
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