La chica lleva cargadas dos grandes pistolas.
Llevo tres días sin cagar, me duele la cabeza y cada vez que doy un paso siento que me crujen los bolsillos.
La piel de girafa y el sombrero tendidos en el balcón y mama no para de advertirme que así no llegaré a ningún sitio, con esa fachada, con esas botas agujereadas, con esas maneras..."Sólo te importa la muerte" dice siempre que cierro la puerta y bajo a saltos los escalones.
Nada más que la muerte y el polvo de estrellas, me digo mientras escupo en el buzón de la puta de Eloisa.
Un mango, una chirimoya, dos nectarinas y un trozo de miel casi solidificada. La vida es más dulce cuando te cagas en la vida y tienes esa sensación absurda de impunidad...
Nadie puede hacerme daño.
No tengo remedio, he olvidado sacar la basura. No tengo remedio he olvidado coserme las tripas. No tengo remedio, lo he perdido todo por el camino...
Fuck, yeah, chicas de otros charcos, se vienen al mío, saltan, saltan sin parar y con cara de no importarles un pimiento si manchan o no. Yo quiero a estas chicas. Son el tipo de chica que me gusta. Aquellas a las que no le importan las manchas, me refiero...
Vuelvo a casa y de nuevo olvidé comprar el pan, recoger las cartas, cerrar las ventanillas del coche. Mamá se va a enfadar, y mucho.
Yo voy a volver a perderme para siempre.
martes, 21 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
Medias tintas, noches enteras (Sangre de pulpo)
Si guardas la tinta en un cajón terminará por pudrirse. Si la guardas en un armario, todas las camisetas acabarán oliéndote a pasado. Pero si la guardas en el pecho, se te caducarán los latidos, enmohecerán las plumas del canario que pía encerrado tras las costillas, habrá mareas de melancolía en las pleuras, amagos de periostitis por mierdas no digeridas, y lo que es peor: no expulsadas. Y te convertirás en uno de esos muchos tipos que pudieron quedarse libres, y que pasaron a quedarse tristemente vacíos pero llenos de escombros.
Por eso, créeme, lo mejor es un tatuaje salvaje o un texto roto, y que lo lea quien quiera; quien no, que le follen bien profundo cualquier agujero.
Por cierto, son casi las cinco de la mañana. No puedo dormir. Por muchas vueltas que le de, se lo que necesito: he de escupir algo grande. He de escribir algo grande...
Por eso, créeme, lo mejor es un tatuaje salvaje o un texto roto, y que lo lea quien quiera; quien no, que le follen bien profundo cualquier agujero.
Por cierto, son casi las cinco de la mañana. No puedo dormir. Por muchas vueltas que le de, se lo que necesito: he de escupir algo grande. He de escribir algo grande...
domingo, 12 de septiembre de 2010
Hostilidades desde el trapecio
Dios se ha olvidado definitivamente de nosotros. Lo digo con rotundidad. Maldito tú dios y el mio si no son el mismo. Mi único dios es mi mano derecha apretando mi polla como si me la fueran a embargar por deber toneladas de amor al mundo.
Será por eso que últimamente me he aficionado a la escalada en carne viva. Quiero mirarle a los ojos y decirle que no me ha hecho ningún favor plausible, que todo aquello que se suponía mio por derecho propio, por sudarlo y abrazarlo, por desearlo y detestarlo, se me ha escapado por un sumidero y me ha dejado sólo dos o tres pelos de recuerdo, enroscados y mezclados con jabón, espuma de afeitar, pasta de dientes.
Hay latitudes del corazón, donde la única escapatoria posible a la quema y al deastre es trepar rascacielos con la lengua. Desde allí, desde lo más alto del trapecio, quizás puedas contemplar las cosas de otra manera, simplificarlas, reducirlas a cero. Es lo que muchos llaman: la insignificancia de las hormigas. Y lo que yo llamo: cagarse en todas las amapolas del mundo.
Será por eso que últimamente me he aficionado a la escalada en carne viva. Quiero mirarle a los ojos y decirle que no me ha hecho ningún favor plausible, que todo aquello que se suponía mio por derecho propio, por sudarlo y abrazarlo, por desearlo y detestarlo, se me ha escapado por un sumidero y me ha dejado sólo dos o tres pelos de recuerdo, enroscados y mezclados con jabón, espuma de afeitar, pasta de dientes.
Hay latitudes del corazón, donde la única escapatoria posible a la quema y al deastre es trepar rascacielos con la lengua. Desde allí, desde lo más alto del trapecio, quizás puedas contemplar las cosas de otra manera, simplificarlas, reducirlas a cero. Es lo que muchos llaman: la insignificancia de las hormigas. Y lo que yo llamo: cagarse en todas las amapolas del mundo.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Teoría - M
"La Teoría-M es la teoría unificada con la que soñaba Einstein. El hecho de que nosotros, los seres humanos, que somos tan sólo conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, estemos ya tan cerca de comprender las leyes de la naturaleza que nos gobiernan y rigen el universo es todo un triunfo". Stephen Hawking.
Y a mi que la Teoría-M me recuerda a aquellos días de ciego escuchando Piratas con la ventanilla bajada...Ahora resulta que van a entender el mundo del todo, desde los cimientos, no quieren dejar ni una gota para el misterio
¡Y una polla! Qué se supone que nos quedará luego, cuando la marea baje llevándose mar adentro todas esas conchas con forma de interrogación, ¿Acaso permanecerá el silencio, la libertad, la inmensidad del universo des-conocido?
No, no, no, me niego. ¿Qué nos quedará si nos explican de manera experimental, con ecuaciones y sistemas, funciones, vectores de fuerza, logaritmos y matraces, la auténtica verdad y la despiadada mentira del amor?
No nos quedará nada, no nos quedaremos ni nosotros, todo se reducirá hasta el cero: las bocas, los coños, los helados, los lápices, los miedos. Todo. No nos quedará absolutamente nada, ni el vacío, ni el infinito, ni la mierda en la suela de un zapato.
Y a mi que la Teoría-M me recuerda a aquellos días de ciego escuchando Piratas con la ventanilla bajada...Ahora resulta que van a entender el mundo del todo, desde los cimientos, no quieren dejar ni una gota para el misterio
¡Y una polla! Qué se supone que nos quedará luego, cuando la marea baje llevándose mar adentro todas esas conchas con forma de interrogación, ¿Acaso permanecerá el silencio, la libertad, la inmensidad del universo des-conocido?
No, no, no, me niego. ¿Qué nos quedará si nos explican de manera experimental, con ecuaciones y sistemas, funciones, vectores de fuerza, logaritmos y matraces, la auténtica verdad y la despiadada mentira del amor?
No nos quedará nada, no nos quedaremos ni nosotros, todo se reducirá hasta el cero: las bocas, los coños, los helados, los lápices, los miedos. Todo. No nos quedará absolutamente nada, ni el vacío, ni el infinito, ni la mierda en la suela de un zapato.
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