Escuchar la poesía de Jaime Gil de Biedma en la voz de Miguel Poveda mientras deambulas por Granada, esconderte tras las gafas, ver la gente sonreír, contagiarte aunque escuches cosas tristes, esquivar las mierdas de perro haciendo acrobacias de puntillas, enamorarte de una sudadera, de unos largos dedos, de unas medias y de un chicle pegado en una pared con forma de gorrión.
Pienso en la muerte y sonrío.
Altibajos. Dilataciones. Bolas de arroz con atún y cebolla. Sushi para dos, fideos de soja y fotos de "Converse All Star" vistas desde arriba. Perros sueltos, guitarras desafinadas, cuadros en el piso y cáscaras de pipas.
¡Joder!, una BMX naranja y ¡cáspita! un tatuaje Old School en el cuello, es la cara del mísmisimo Proust. Menudo bigote, vaya corazón, tremendo cerebro.
Pienso en la muerte y se me derrama el helado. Ya no tengo ganas de reír demasiado.
Como dice Jaime...
No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
"Poemas póstumos" 1968
"Que la vida iba en serio
ResponderEliminaruno lo empieza a comprender más tarde"
Más tarde, a menudo quiere decir
demasiado tarde. Un saludo Doctor
Ha pasado mucho, y no ha pasado casi nada. O quizás si. Y todo ha cambiado, y todo sigue igual. Tú sigues escribiendo de esa manera que siempre envidié y me gustó tanto. Yo solo sigo escribiendo.
ResponderEliminarNo se como te he reencontrado, pero me alegro.
Ser joven no va en edad, va en alma.
ResponderEliminarMovimiento de mano.
pd. el naranja mola.
es un tanto lleno de pesimismo, aunque nadie le quita su parte de realidad
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