viernes, 30 de septiembre de 2011

Cuando no quedan cuandos...

Las arrugas de tu pubis marcan todos tus malos polvos, como los anillos de un viejo árbol gruñón.
Los disgustos, las lamentaciones y las fugas se instalan en los pomos de tus puertas que chirrían.
Ya no piensas en cuandos sino en comos.
Recuerdas los tiempos mejores que siempre fueron pasados, como suelen decir las canciones. Recuerdas cuando tú única locuacidad era el verbo arañar,
y tu piel se simplificaba en caricias o puñales. Sin términos medios.
Cuando tu saliva no encontraba exclusas ni excusas.
Cuando tus zumos eran todo pulpa y tu jamón todo tocino.
Cuando me llamabas por mi nombre y me olvidabas por mis apellidos.
Cuando tu bicicleta no necesitaba candado en mi terraza ni tu taza de café una cuchara extra de azúcar.

Ahora todo son rodeos. Ahora das asco.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Clases de miedo sentimental y otras mierdas

Primera lección para el derretimiento polar: Llorar por la borda y planear desbandadas subterráneas no ayuda a la desintegración del caparazón del miedo. No sirve absolutamente para nada.

Segunda definición de miedo: incapacidad atemporal provocada por límites ficticios creados por pretensiones equivocas y mujeres demasiado exactas y cercanas a la perfección circular de las curvas del 0.

Tercera conclusión sobre los límites sentimentales del acero: El límite, finito por tanto, de todo acero incrustado en el cuerpo de un hombre, es directamente proporcional a sus ansias por derretirlo follando.

Cuarto desarrollo balístico sobre la convivencia y conveniencia de dos torpedos muertos de miedo entre las mismas cuatro paredes: "Porque tú, cohete teledirigido por mi propia historia maxilar hasta más dentro de la boca, y porque yo, misil de tierra-aire que siempre, desde bien chiquito, quiso ser un arma submarina para explosionar tus caderas de arcilla a través del fluido del coño, somos ambos dos armas necias y obtusas, anticuadas, inermes, únicamente dinamitables para la propia piel de uno, estériles para provocar la combustión y el fuego del que le rodea.

Esa explosión egoísta nos convierte en dos Cadillacs solitarios, rojos y descascarillados, con el hueco del casette robado justo en la zona del pecho y el salpicadero lleno de marcas de barro de colocar los pies mientras se folla como vectores de fuerzas en una ecuación sobre nidos de gaviotas y aviones, descompresión polar y ruidos de adioses".

Quinto resumen sobre el derecho de todo ser humano a hacer el idiota sin pistolas cargadas y con costillas quebradas:


  1. Derrámate sobre mi ombligo como una foca en un lecho de algas.
  2. Supúrame unos ilíacos crujientes en un vaivén de caderas. 
  3. Atraviesa la línea que separa tu diversión de mi cuerpo vencido.


domingo, 4 de septiembre de 2011

La negación como escudo. Las catapultas de mierda como armas. La carrera como modo de vida. El abismo como morada. El vino como agua. El sapo como mascota. La poesía como máscara. La gabardina como fondo de armario. El helado como brasero. La intuición como buhardilla llena de polvo. La honestidad como rueda quemada. El impulso como colilla. La originalidad como lo que pudo ser bajo un escroto. El submarinismo como salto en paracaídas. Las botas de agua como chanclas.
Todavía queda mucho para terminar, mucho para empezar, y eso que dicen que ya no hay estaciones aunque comienza a llover el otoño.